Lo anticipó Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, que precisó que durante 2021 ya estarán “completando la fase preclínica”.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, señaló que el año próximo podría comenzar a ser probada en fase clínica, es decir con humanos, al menos una de las vacunas contra el coronavirus que se están desarrollando en Argentina.
“Estamos pensando para el año que viene fase 1 y 2 de prueba en humanos. Este año estamos completando la fase preclínica“, indicó Salvarezza en declaraciones a Radio Nacional.
El ministro recordó que si bien “existen proyectos de vacunas argentinas, todos en fase preclínica“, hay uno que se encuentra “muy avanzado, que es el que se está desarrollando en la Universidad de San Martín (Unsam) con investigadores de Conicet y el laboratorio Cassará“.
Salvarezza indicó que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ya “les indicó el camino necesario para que puedan transitar hacia esa fase 1/2 el año que viene, lo que es una muy buena noticia porque se van despejando las incógnitas e inconvenientes que uno sabe que se presentan” a la hora de hacer un ensayo con humanos.
El titular de la cartera científica y tecnológica señaló que “es interesante porque todos los proyectos (de vacunas) utilizan tecnología diferente“.
“Uno de los proyectos es con investigadores de Conicet y el Instituto Leloir, donde trabajan con adenovirus; otro de la Universidad de Plata; otro del INTA Bariloche con Bagó; y hay otro también del Leloir con el INTA y el INTI“, acotó.
Sobre el proyecto que se encuentra más avanzado – que se llama “Arvac Cecilia Grierson” y es liderado por la investigadora Juliana Cassataro-, explicó que “se trata de una vacuna a ‘proteína recombinante’, que lo que hace es utilizar como antígeno proteínas que envuelven al virus (S y N)“. En este punto, añadió que “se trata de una plataforma muy segura, que se utiliza por ejemplo en la vacuna de la hepatitis B“.
“Hay que pensar que todos los grupos que están trabajando en vacunas propias, que como dijimos antes van desde ARN mensajero, hasta proteína recombinante o adenovirus, darían a la Argentina la capacidad de tener vacunas para distintos tipos de enfermedades infecciosas“, destacó Salvarezza.
En ese sentido, sostuvo que “esto es una capacidad que queda” y citó como ejemplo el caso de “la planta de Laboratorios Richmond, muy moderna, que puede hacer millones de dosis, y el coronavirus quizás pase a ser secundario pero tengamos que enfrentar otras enfermedades que tenemos y que puedan surgir“.
Télam