Oscar trabajó 15 años en una multinacional, se quedó sin trabajo tras la crisis de 2001 y siguió subsistiendo con changas.
Argentina no deja de sorprender. Oscar tiene 67 años y trabaja como repartidor en la pizzería de su amigo, en Ingeniero Budge. Todas las noches, a pesar del clima y la inseguridad, agarra su bici y se gana una segunda jubilación, porque con una no alcanza.
En declaraciones a TN, el hombre afirmó: “Yo pensé que cuando llegara a jubilarme iba a estar mucho mejor, pero lamentablemente tenés que tener un trabajo extra para sobrevivir. Estoy cobrando una jubilación de treinta mil pesos, la mínima”.
La situación es insólita, un tipo que trabajó toda su vida recibe un ingreso jubilatorio que está abajo de la línea de la indigencia. Sin embargo, aguantó todos estos golpes y siguió adelante. Siempre con su sonrisa y optimismo, el Bocha la sigue peleando.
Su historia como delivery
Hace dos años un viejo amigo de Oscar abrió una pizzería a treinta cuadras de su casa, y él, que conoce el barrio y a su gente, se ofreció para ser su repartidor.
“Tenía pibes trabajando como deliverys, siempre tenían un problema, no me duraban más de quince días. Ahora al Bocha no lo cambio por nadie”, aseguró René, dueño de la pizzería The Winners.
Por su parte, Oscar no baja los brazos y sigue pedaleando para poner el plato de comida en la mesa, mesa que comparte con su hijo y su nieto. “Me hizo feliz este laburo, vengo acá y tengo ganas de trabajar. No me siento viejo, todavía no”, expresó.