Las voces de rosarinos y rosarinas que viven la pandemia en distintas partes del mundo

Por Impulso

IMPULSO logró recopilar experiencias en Italia, Francia, Alemania, España, Portugal, Estados Unidos y Brasil de quienes cuentan cómo es vivir en cuarentena en cada uno de esos países.

Se dice que argentinos hay en todos lados, es por eso que “salimos” virtualmente desde nuestra cuarentena a buscar rosarinos y rosarinas que se encuentran dispersos en el mundo trabajando o estudiando y que la vida quiso que la pandemia del coronavirus los encuentre lejos de casa.

“LO FUNDAMENTAL ES QUEDARSE EN CASA”

Es lo que recomienda Jerónimo (45) que vive en la zona central de Italia, sobre la costa del Mar Adriático. Contó que la ciudad es “una desolación y más aún mezclada con el frío. “La situación del coronavirus arrasó con todo, esta todo cerrado, si tenés que salir por alguna cuestión en particular y ves el tránsito no lo podes creer. Es un cambio social muy fuerte y sobre todo el que va a traer luego de que todo termine” fueron las primeras impresiones de esta ciudadano rosarino que llegó a Italia hace 18 años.

“No hay comercio, no hay deportes, pareciera que no existirá más nada. La ciudad es un silencio total, cerrás una puerta y hace eco en toda la cuadra”.

Ante esto recomienda “quedarse encerrados, mirar redes sociales, buscar alguna actividad en la casa y no tener contacto con gente, sobre todo evitar dar vueltas en la calle y fundamentalmente en lugares masivos; porque es fuerte la gripe. En Italia hacen falta respiradores en los hospitales está todo muy saturado” mencionó primordialmente con respecto a la zona de Lombardía.

Por su parte en otra región de Italia, en un pueblito de tres mil habitantes llamado Forano, distante a una hora de Roma en tren, están Juan Manuel (30) junto a Raquel, Gabriel y Eduardo a quienes sorprendió el coronavirus en medio de un viaje para formalizar trámites personales. “Llegamos hace dos meses y nos encontramos con esta situación que fue avanzando, de todas maneras estamos bien de salud ya que tomamos las precauciones que hay que tener al momento de salir, por ejemplo al supermercado. Nos lavamos mucho las manos con agua y jabón, en primer medida” nos cuenta..

Para salir tienen que cumplir con un estricto protocola, “llenamos un papel que es una auto certificación en donde declaramos que estamos saliendo de la vivienda adjuntando datos personales y residencia. Es el papel que pide la policía cuando te cruza por la calle y ahí se detalla que lo hacemos puntualmente al trabajo, a una farmacia, al supermercado o por caso de extrema urgencia”.

Hay hechos particulares que enmarcan esta pandemia por ejemplo la concurrencia al supermercado, “se entra de una persona por vez, solo al salir otra y con un único carrito, manteniendo distancias entre nosotros” apunta y dice que la gente “tomó todas las precauciones, no hay casi nadie en la calle”.

Si bien los cuatro son profesionales en este momento no se encuentran trabajando por esto “tratamos de pasar el tiempo leyendo, pintando, hacemos cursos on-line, miramos series, cocinamos mucho y ocupando el tiempo en cosas productivas” cuenta Juan Manuel.

Desde Italia tiene su mirada en cuanto a lo que pasa en Argentina, “por lo que podemos ver las decisiones que se están tomando están bien y lo que creo es que falta un poco más de conciencia social de cada argentino, hay mucha gente comentando que son vacaciones y la verdad no es así. Estamos lejos de nuestras familias y en el ojo de la tormenta y podemos ver que no son vacaciones”.

Como curiosidad nos deja esta frase: “Emociona ver un pueblo tan pequeño de tres mil habitantes con banderas italianas en el frente de sus casas y con dibujos con una frase de una canción de John Lennon”.

DOS REALIDADES EN BARCELONA

Cruzando el Mediterráneo pasamos al otro país que más pobló nuestras tierras, España en donde Dana y Alejandro pueden contarnos sus realidades tan diversas. Ella viviendo en el centro de Barcelona y él en un barrio más retirado, incrustado en la montaña.

Dana tiene 34 años y trabaja como administrativa en una agencia de alquiler temporal para estudiantes y según cuenta desde una de las “zonas de riesgo” más estrictas de Europa se encuentra en estado de confinamiento total y ve como positivo que “ las medidas preventivas se están respetando e incluso no están abarrotados los centros sanitarios gracias a la colaboración de los ciudadanos”, cosa que ven como primordial la mayoría de los y las entrevistados por Impulso.

“Tengo el privilegio de poder trabajar desde casa, aunque hay algo de estrés por la incertidumbre de cómo afectará la economía sobre todo de las pequeñas y medianas empresas y también el ánimo de la gente” reflexiona. “El sentimiento varía entre momentos de incertidumbre, ansiedad y agobio, pero también los que nos deja esta crisis: Tiempo de frenar, pensar, pasar tiempo con la familia, desarrollar la creatividad, el autocontrol y la solidaridad” expresó Dana.

“Personalmente estoy orgullosa de la rapidez con la que Argentina tomó medidas, siempre existen las excepciones de torpeza de quienes no colaboran y está bien que nos cuidemos y nos regañemos unos a otros. Argentina es solidaria y no dudo que saldremos adelante como siempre, es bueno estar unidos”.

El dato curioso y “emocionante” para esta rosarina es que todos los días a las 20 horas salen a los balcones a “brindar un gran aplauso para los trabajadores de la sanidad”.

Otra situación vive Alejandro (30) en un barrio alejado del centro en “incrustado” en la montaña.

Este electricista rosarino que perdió momentáneamente su trabajo porque se suspendieron las obras, además estudia una tecnicatura sobre electricidad y contó que “como la mayoría de las clases son on-line, en este caso no se detienen debido a la situación; otorgan más clases en vivo, dan seminarios y atienden consultas por videollamadas”.

Según cuenta en el barrio la situación es “mucho más tranquila” que en el centro de la región catalana por cuestión de la geografía del terreno, “es un pueblo metido en la montaña en el cual se encuentran los insumos tanto alimenticios como higiénicos”.

De todas maneras tiene una particular mirada de lo que sucede es este terruño: “La gente en la calle está tranquila, la circulación es un poco más baja que lo normal, pero en muchos casos no se está respetando a rajatabla la cuarentena. Veo gente caminando, paseando al perro o corriendo por ejemplo”.

Pero cuando de matar el tiempo se trata el rosarino cuenta que “hay muchas cosas para hacer y existen equipos de voluntarios para ayudar a la gente con discapacidad o gente mayor, reunidos en grupos de whatsapp para hacer las distintas tareas”, pero según cuenta, casi con una sonrisa cómplice, “también se hacen para salir de casa”.

En lo personal las plataforma streaming como HBO o Amazon son para él una posibilidad de pasar esos momentos de encierro como así también “algunas revistas que abren al público su contenido como otras plataformas puntuales, pero también trato de estudiar y entrenar ya que tenemos un lindo espacio en la casa” al tiempo que vuelve con añoranza a otras épocas que había olvidado en Argentina; porque según contó “pasan el tiempo con juegos de mesa, algo que acá se consume mucho, como cartas y otros más que ni siquiera conocía”.

Como curiosidad añade que entre los servicios o negocios que trabajan están las peluquerías, “algo extraño pensé, pero es para personas con discapacidad”.

Alejandro le deja un mensaje a los y las argentinos/as: “tener mucho relax, quedarse en la casa, cumplir con normas higiénicas y de reclusión durante estas semanas porque es un virus que se esparce muy fácilmente” pero al mismo tiempo no olvida que hay que poner también la mirada en otro foco, “la cuestión económica es muy importante y la incertidumbre es grande, tal vez sea por eso que la gente sigue circulando en Argentina”.

LA MIRADA ECONÓMICA ES OTRA CUESTIÓN

De lo económico también se refirió Gustavo (33) que vive en Lisboa junto a su pareja Julieta (27), quienes describen a Portugal como un país que basa mucho su economía en la industria del turismo, será tal vez por esto que “alargaron la llegada de las medidas” cuenta.

“Se prolongó el estado de emergencia por una cuestión económica, tiene una raíz ahí ya que esta situación afectaría a 300 mil puestos de trabajo que se esperaban para la temporada alta de verano que es la época de mayor afluencia de gente” cuenta y reflexiona que “estiraron la situación pero como están atados a la política de la Unión Europea tuvieron que acatarlas. Hasta el domingo era todo normal, yo vivo en el centro neurálgico de la ciudad en donde confluyen colectivos y subtes y ahora es un parate total”

En cuanto a lo laboral todo apunta al trabajo remoto pero analiza: “esta todo en un gran veremos en cuestiones de trabajo, ningún país está preparado para sobrellevar esta situación fundamentalmente desde lo económico”.

Por su parte Julieta, rosarina y compañera de Gustavo realiza tareas de teletrabajo como content analist en una firma multinacional que cerró las oficinas en un predio en donde coexisten muchas empresas y “cerraron todas” le cuenta a Impulso. “La empresa nos dio la computadora para hacerlo así, pero igualmente hay mucha paranoia, por ejemplo vimos gente que sale a la calle con barbijos y otros tapándose los ojos con antiparras, cosas sin sentido”.

MOVIDOS POR LA SOLIDARIDAD Y LA EMPATÍA

La recomendación de Julieta en cuanto a sus vivencias es la de “respetar la cuarentena, sobre todo las personas que viajaron a lugares de riesgo, que se queden en sus casas como actitud solidaria y de empatía con el resto de la sociedad; algo que en realidad es tan básico como lógico, porque además está comprobado que quedándose encerrados la posibilidad de contagio disminuye muchísimo. Pero tampoco sin entrar en situaciones de pánico porque eso tampoco esta bueno”.

Otro de los países involucrados por contagios es Alemania, del cual la propia Canciller Angela Merkel llamó a tener mucho cuidado a la población, algo que según nos cuentan dos chicas rosarinas que viven allí muchos no cumplen.

Allí está Carolina (30), una licenciada en Ciencia Política que vive en Ausburg. “Aquí la situación que se vive es bastante calma. Se tomaron algunas medidas que tienen como objetivo contener el virus como cierre de escuelas, postergar el inicio del semestre universitario, suspender las actividades de la administración pública” y en cuanto a los lugares de trabajo privados, “se dispuso que las personas deben estar a 2 metros de distancia y en muchas empresas se implementó la modalidad home office”.

En cuanto a la cuarentena y en lo particular, Carolina cuenta que “sale sólo a realizar cosas básicas” y remarca que “la gente que va a trabajar circula con normalidad, no hay una prohibición de salir y el transporte funciona como habitualmente lo hace”.

La politóloga rosarina marca que en “Europa no se implementaron medidas de contención ante la presencia de los primeros casos” y tal vez en esto radique su propagación, además de “la enorme cantidad de turistas que circulan diariamente”.

Por su parte Victoria (30) es otra rosarina en Alemania, pero en este caso en su capital Berlín, trabajando para una empresa de delivery de comidas y coincide en que en ese país el tránsito de gente en las calles es más asiduo que en el resto de Europa y planteó la problemática del inmigrante ya que “si no trabajas, no cobrás”.

Particularmente dice que “lo ideal es trabajar estando lo más alejado del cliente pero es una situación muy difícil” cuenta y la curiosidad que nos deja es que, como en gran parte de Argentina, “el alcohol en gel no se encuentra por ningún lado”.

“QUE SE LO TOMEN MUY EN SERIO”

Siguiendo la recorrida en busca de experiencias rosarinas en el mundo en épocas del coronavirus llegamos a Francia, más precisamente Bègles (una ciudad en las afueras de Bordeaux) en donde vive Sebastián de 38 años, un rosarino que se dedica a la carpintería.

Después de vivir años en España ya hace siete que está en el país galo y según cuenta “debido a la enorme cantidad de información que circuló por todos los medios y a las facilidades de viajar que tenemos en estos tiempos no podemos decir que nos tomó por sorpresa que la epidemia pase a ser una pandemia” pero lo que remarca de manera crítica es que le parece que “se subestimó la situación” y como sociedad “nunca imaginamos que íbamos a tener que tomar unas medidas tan drásticas como las que estamos viviendo”.

A partir de este martes los desplazamientos están limitados (no prohibidos), “existen razones bien definidas y justificarlas mediante una declaración jurada pero todos los establecimientos están cerrados salvo los supermercados, farmacias, estaciones de servicio y despacho de tabaco”.

Manda un mensaje y un pedido a los argentinos, “que todos se tomen la cuestión muy en serio, sobre todo porque la enfermedad ya está instalada en el país y se propaga muy rápido si no se toman las precauciones correspondientes y sobre todo y en la medida de lo posible no esperar que el gobierno nos vaya agregando medidas preventivas para actuar, cuanto antes comencemos a cuidarnos menos complicada será la situación”.

SALTANDO EL GRAN CHARCO

En el itinerario viajero llegamos a dos ciudades del continente americano que son absolutamente cosmopolitas y movidas por el turismo, Nueva York y Río de Janeiro.

Allá al norte se encuentra Marco de 31 años, un científico rosarino que ve la situación del coronavirus en “la gran manzana” con la ambivalencia de quienes “la toman de forma paranoica y otros que pasean tranquilos, siendo mayores en sus sillas de ruedas por la vereda”. En cuarentena, Marco realiza teletrabajo leyendo y escribiendo proyectos.

La particularidad de resistencia del virus y lo que lo transforma en asintomático en oportunidades hace que se pudiera propagar en mayor medida, por lo que desde su mirada “deben tomarse medidas en una etapa muy temprana porque si el nivel de contagio es muy rápido colapsa el sistema de salud”.

En cuanto a las medidas esgrimidas por el gobierno, que “a priori parecerían extremas teniendo en cuenta la cantidad menor de casos”, las ve como “correctas” para que no se “escale a una situación que no podría controlarse”.

Finalmente en la “Cidade Maravilhosa”, algo más cercano a nuestras latitudes se encuentra Heber (39), el oriundo de San Lorenzo vive en Río de Janeiro y trabaja en uno de los hoteles de la ciudad.

“Esta es la primer semana de emergencia y se dio a través de un comunicado oficial en el que están empezando a indicar la cuarentena para todos”.

En este sentido según relata, “las calles del centro, en la área comercial se ven vacías, pero en el área internacional como en playas o puntos turísticos destacados todavía hay gran movimiento de gente”.

“A partir de este martes el Pan de Azúcar está cerrado para visitas por ejemplo. Del Cristo Redentor, otro gran foco masivo de turistas, todavía no vi comunicado oficial, mientras que museos y actividades culturales están todas suspendidas” relató.

“En lo particular solo salgo para ir a trabajar y sino estoy respetando la cuarentena con música, netflix y la compañía de mi perro” cuenta.

Pero cuando se habla de sociedad brasileña según el sanlorencino “se habla de un amplio abanico de situaciones. Hay quienes respetan las medidas pero también infelizmente quienes no creen en la real situación hasta ver las primeras consecuencias y también están los que por falta de recursos no pueden hoy quedarse en casa y prevenirse, por tener que salir a trabajar u otros motivos”.

Imágenes: Gentileza



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