Las medidas muy estrictas de confinamiento por el Covid afectaron muchas empresas privadas que daban empleo formal en la provincia. Pero no hay que quedarse con esta foto. La provincia –así como la Argentina– hace 10 años que no estimula a las empresas empleadoras. Sin revertir esto, no hay recuperación del empleo formal.
Desde el año 2012 que la economía argentina está estancada y en crisis. Desde el año 2012 tampoco hay crecimiento del empleo asalariado formal en empresas privadas. A nivel de todo el país, en el 2012 había 6 millones de empleados formales en relación de dependencia en empresas privadas. En el 2022 hay 6 millones.
En la provincia de Santa Fe, en el 2012 había 516 mil puestos de trabajo privados formales en relación de dependencia y en el 2022 son 521 mil. O sea, crecieron menos del 1% en 10 años. Definitivamente no creció nada.
Las razones hay que buscarlas en varios motivos. En primer lugar, si la economía no crece no puede haber expansión de la demanda de trabajadores. En segundo lugar, las normas laborales se volvieron muy costosas a raíz de los convenios colectivos centralizados que no contemplan la realidad de las pymes y las economías regionales, las altas cargas sociales para la seguridad social y los sindicatos, y el alto riesgo de la desvinculación laboral que en general viene adosada con alguna amenaza de demanda judicial que obliga a desembolsar dinero en concepto de “arreglo pre-judicial”.
En tercer lugar, es que hay cada vez menos empleadores.
Empresas privadas empleadoras de la Provincia de Santa Fe
Variación 2012 – 2020
Fuente: LP CONSULTING en base a OEDE del Ministerio de Trabajo de la Nación
El cuadro de arriba muestra que la cantidad de empresas que están registradas como empleadoras en AFIP y que tienen trabajadores asalariados registrados en la provincia bajaron de 58.813 a 52.836 en los últimos 10 años. Esto es, hay 5.977 empresas privadas empleadoras menos.
Lo que más llama la atención es que no fue el Covid el que afectó a la mayor proporción de empleadores. De las 6.000 empresas privadas que cerraron sus puertas, poco menos de la mitad lo hicieron con la crisis cambiaria del 2017 – 2019, poco menos de un tercio con el Covid y un cuarto con el estancamiento entre 2012 y la crisis cambiaria.
Hay que aclarar que el Covid fue el más letal porque destruyó más empresas en un solo año (1.880 empresas en el 2020), mientras que la crisis cambiaria en 2 años (1.000 en el 2018 y 1.600 en el 2019). Pero no deja de ser muy aleccionador que la combinación de tasas de interés altas con fuertes devaluaciones y caída en la actividad puede ser tan o más letal que prohibirle a la empresa trabajar. En cualquier caso, esto da para una discusión más profunda. Pero no deja de ser muy llamativa la intensidad con que se perdieron empresas empleadoras con la crisis cambiaria.
En este sentido, puede aportar más insumos a la discusión observar esta misma dinámica desde una perspectiva sectorial. Esto es lo que se presenta en el cuadro debajo.
Empresas privadas empleadoras de la Provincia de Santa Fe
Variación en la cantidad de empleadores por sector de actividad
Fuente: LP CONSULTING en base a OEDE del Ministerio de Trabajo de la Nación
La riqueza de la información permite un análisis multidimensional. Por un lado, el período que va hasta la crisis cambiaria no fue sólo de perdedores. Hubo sectores como comercio, hoteles y restaurantes, y transporte donde hubo creación neta de empresas privadas empleadoras. Que luego sufrieron de manera diversa. A los hoteles y restaurantes no les fue tan mal en la crisis cambiaria pero si los afectó el Covid por las restricciones. En cambio a comercio y transporte los daño más la crisis cambiaria –por la aceleración inflacionaria con caída de ventas– que las restricciones del Covid. En este sentido, de los dos, el que más perdió con el Covid fue transporte que perdió un poco más que comercio pero tiene mucho menos stock de empresas (en la provincia hay 7.000 empresas empleadoras en transporte y 15.000 en comercio).
A construcción la crisis cambiaria y el Covid le hicieron igual daño porque en definitiva ambos factores cortaron la construcción.
A la industria le pegó la crisis cambiaria –por tasa de interés, devaluación, caída de actividad e inflación– mientras que con el Covid, en definitiva, hasta recibió ayuda monetaria directa desde el Estado (los ATP/Repro), tuvo un entorno de desaceleración inflacionaria y pudo seguir trabajando.
A servicios sociales le pegó muy fuerte el Covid porque allí está la educación, salud no esencial y cuidado de personas, todas actividades presenciales.
El agro también llama mucho la atención. Lo que más le pegó fue el período 2012 – 2017 donde nunca dejó de caer. Hasta el 2015 las empresas empleadoras del agro caían alrededor de 230 por año y entre el 2016 y 2017 esto bajo a 200 por año. Definitivamente el cepo con caída de precios internacionales fueron los factores más destructivos. De hecho, con la crisis cambiaria, cuando hubo mejora de precio en pesos (por la devaluación) sin cepo, el cierre de estas empresas disminuyó a la mitad. El Covid donde volvió el cepo pero hubo desaceleración de la inflación y mejora de los precios internacionales sirvió hasta para detener la caída de estas empresas.
Los servicios inmobiliarios y empresarios caen sostenidamente pero motorizados por los servicios inmobiliarios. Estos últimos explican casi el 80% de la caída, la cual se viene observando desde el año 2008. En otras palabras, la actividad de servicios inmobiliario se está reduciendo por motivos idiosincráticos que trascienden los factores de entorno (estancamiento, crisis cambiaria, Covid). Posiblemente el creciente uso de las plataformas digitales esté afectando al sector.
Conclusión
Cuando se estaba en medio de las restricciones muy estrictas por el Covid se tenía la percepción de que la medida sería muy destructiva para el sector productivo. De hecho lo fue. En ningún año se destruyeron más empresas que en el 2020 con el confinamiento por el Covid. Pero no hay que quedarse con esta foto y hay que mirar la película. La Argentina, en general, y la provincia de Santa Fe no es la excepción, hace 10 años que vienen destruyendo empresas privadas empleadoras.
Palabras finales. Esta destrucción corresponde a empresas privadas formales registradas como empleadoras en la AFIP. No cuenta los pequeños emprendimiento formales pero sin empleo asalariado registrado, ni los emprendimiento informales. Aquí es donde hizo estragos el poder destructivo del confinamiento por el Covid. Los vestigios de esta destrucción son los miles de pequeños locales comerciales que todavía se ven en la provincia con el cartel “En alquiler”.
Fuente: LP CONSULTING