La desaparición de la pequeña Madeleine McCann en Portugal el 3 de mayo de 2007 sigue generando interrogantes y desatando la conmoción de quienes saben sobre su historia.
Han transcurrido 16 años desde que las fuerzas policiales empezaron a investigar aquel trágico episodio, pero las contradicciones y la falta de evidencia han dificultado que se pueda llegar a un veredicto judicial para descubrir quién fue el culpable y qué pasó con la infante de 3 años.
Recientemente, la esperanza de conocer nuevas aristas volvió a abrirse, luego de que una joven polaca, Julia Wendell (21), creara una cuenta de Instagram para contactarse con la familia McCann, ya que está convencida de que puede ser la menor. Después de que se viralizaran tales afirmaciones, un cercano aseguró a Daily Star que ellos aceptaron hacerse un test de ADN para corroborar aquella posibilidad.
En ese sentido, en las últimas horas rompió el silencio Francisco Marco, uno de los detectives que más conocimiento tiene sobre el caso. En diálogo con la prensa, aseguró que le practicó una prueba biométrica y la comparó con otras fotos de Julia Wendell para saber si podría tratarse finalmente de Madeleine McCann.
La biometría es el estudio para el reconocimiento inequívoco de personas basado en uno o más rasgos conductuales o físicos intrínsecos. Las huellas dactilares, la retina, el iris, los patrones faciales, de venas de la mano o la geometría de la palma de la mano, elementos que representan ejemplos de características físicas estáticas.
Según los estudios realizados en las últimas horas, las pruebas a la joven polaca no concuerdan con los rasgos de Madeleine. “Puedo pensar que es un fraude, pero no puedo decirlo sin pruebas”, aseveró el detective.
No obstante, todavía no hay confirmación oficial del resultado de los estudios realizados y Wendell insiste en que ella podría ser la niña desaparecida en 2007.