Se había anunciado que nuestro país haría un cambio del huso horario, aunque la decisión finalmente no se tomó. Sin embargo, varias computadoras, celulares y otros dispositivos hicieron la modificación
Este domingo 18 de octubre, según se había anunciado y estaba previsto, Argentina debía adelantar una hora y así entrar en el “horario de verano” como lo hacen la mayoría de los países en esta época, especialmente los países desarrollados. Muchos fueron los motivos para pedir que este cambio no se haga y 16 provincias rechazaron la medida con fundamentos de validez variada que finalmente dieron sus frutos y el horario no cambió.
¿Seguro que no cambió?
Muchos, seguramente, ayer habrán"sufrido" esta decisión de “no cambiar” la hora, ya que la mayoría delos dispositivos sí la cambiaron en forma automática y de no estar atento hubiese llegadouna hora antes a cualquier lugar.
Los relojes de las computadoras están sincronizados, por lo cual mi computadora (una laptop con Windows Vista Business) hizo el cambio automáticamente y adelantó la hora que nunca debió adelantarse.
Mi iPhone hizo lo mismo y este domingo arrojaba una hora más a la real.
Pero no sólo computadoras y celulares se vieron afectados por el “no cambio”. Esperando el comienzo de una película en HBO, tuve que esperaruna hora más de lo previsto, y no es que HBO sea impuntual, la programación en pantalla del sistema digital difiere en 1 hora de la transmisión de HBO, por lo cual deduzco que este canal de TV (como muchos otros) ya tenía previsto el cambio en su programación y no pudieron adaptar los sistemas al horario viejo.
Los correos web, como Gmail de Google, también encuentran ese problema y están tomando a la hora de Buenos Aires (GMT-3) como si hubiese cambiado.
Lo más irónico de todo esto es que antes uno debía hacer manualmente el cambio, y ahora uno debe manualmente corregir el cambio que automáticamente los sistemas hicieron.
Será cuestión de estar atentos y poner todos los dispositivos en hora, ya que este año Argentina no tendrá horario de verano, algo que todos los países desarrollados tienen y seguramente sus motivos son justificados, ¿los nuestros lo son?.
Por Marcos Toscani, especial para IMPULSONEGOCIOS.COM
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