Mejoras tecnológicas, simplificación de trámites y procesos, son algunos de los ejes claves que continuarán en el próximo año. La reducción de riesgos en la cadena de suministro se convierte en una prioridad.
La pandemia introdujo muchas novedades en todos los sectores y la logística no fue la excepción. Durante el 2020 y 2021, muchos cambios se llevaron a cabo, sobre todo los destinados a las mejoras tecnológicas, la simplificación de trámites y procesos, y a la inversión en infraestructura. Durante este tiempo, los procesos de digitalización y, como consecuencia, los puertos, aeropuertos y almacenes, como parte de esta industria, se transformaron en busca de procesos cada vez más ágiles, para garantizar el éxito de los clientes y garantizar el suministro a los consumidores.
“De cara al 2022, es necesario tener en cuenta aquellos factores que llegaron en un contexto sumamente inusual, y que al día de hoy siguen potenciandose. Entre ellos, el gran aumento en los costos de transporte, que hace presión sobre los precios de las materias primas y de los productos terminados. Estos incrementos ocurren por disrupciones en las cadenas de suministro globales, tales como el cierre de puertos, aeropuertos y plantas de manufactura, la ralentización de las labores portuarias debido al Covid, y un incremento inesperado en la demanda de productos de consumo”, explica Gabriel García, Director de Operaciones en Celsur Logistica.
En esta misma línea, es posible que los costos de fletes elevados se extiendan hasta 2023. Sin embargo, el cuello de botella se debe ir nivelando por la entrada diaria de una gran cantidad de contenedores nuevos, así como el ingreso de barcos a principios del 2022.
Frente a esta situación, la reducción de riesgos en la cadena de suministro es una de las prioridades para las empresas en el próximo año. “La globalización toma un papel importante pasando por cambios estructurales, motorizados por la diversificación geográfica de los centros de producción. La sostenibilidad por su parte, es clave para seguir robusteciendo la cadena de suministro, y el uso de combustible de bajo contenido de sulfuro en buques o vehículos de energía eléctrica, energía limpia, suponen cambios en este modelo”, comenta García.
Por otro lado, teniendo en cuenta los flujos de comercialización y distribución de productos, se puede apuntalar en el 2022 al trabajo de las pymes nacionales y grandes empresas con una logística customizada a las necesidades reales, que combine el abastecimiento a canales tradicionales como a los medios online.
Cada uno de estos cambios son de suma importancia para el sector ya que tal como se puede ver en las economías más desarrolladas, la industria tiene un impacto descomunal: por cada 100 empleos directos de logística, se generan otros 84 empleos de sus proveedores de las áreas automotor, energía, tecnología, bienes raíces, construcción y otros servicios relacionados.