LA MIRADA CABRERA. El astro argentino pasa por el peor momento anímico de su carrera, en crisis con el Barcelona está a un paso de dar un golpe de timón en su vida profesional.
La saturación llegó a su punto más alto, una suma de situaciones y circunstancias lo pusieron a Lionel Messi en la escena principal de la información a nivel mundial dejando de lado la pandemia, la crisis económica, la grieta y cualquier información que intentaba asomarse como importante.
Nada fue esta semana más trascendetal que la probable salida del mejor jugador del mundo del club con el que consiguió la gloria deportiva.
La noticia retumba en lo más hondo del mundo barcelonista, algo inimaginable está por suceder; el futbolista que logró llevar a la institución a lo máximo, obteniendo nada más y nada menos que 34 títulos, quién desde los 13 años solo vivió en La Masía (campo de entrenamiento de las inferiores del Barcelona) y en el Camp Nou está a punto de dar un portazo histórico que logrará cambiar el eje del fútbol europeo, seguramente.
¿Ya no será el fútbol español ese banquete digno de disfrutar cada fin de semana observando al futbolista extraterrestre? ¿Tendremos que trasladarnos a otra parte del mundo, siguiendo la magia del crack que se rió de un destino que desde muy chico no le fue fácil?. Aparentemente la decisión está tomada y solo resta el cierre a una relación que en los últimos tiempos tuvo demasiado dolores de cabeza.
La historia viene de larga data, la mala relación con la dirigencia, el fuerte cruce con el ex Director Deportivo, Eric Abidal quién fue desplazado esta semana, los fracasos deportivos del último tiempo con un punto cúlmine en la humillación vivida ante el Bayern Munich; así como los cambios constantes de entrenadores, la ausencia de un proyecto futbolístico de jerarquía fue un cóctel explosivo para el capitán argentino.
Ya no se lo ve reír, disfrutar, sentir el fútbol como lo expresa dentro del campo de juego, ya no tendrá a su socio uruguayo para habilitar o para aprovechar algún rebote que dejó el arquero rival tras un remate de Suárez.
Los manotazos de ahogado se ven en la cúspide dirigencial culé, la opción por parte del presidente Bartomeu de dimitir en caso de que Messi asegure su continuidad en la institución, es un ejemplo de ello.
Tal vez serán los “Ciudadanos” del Manchester, con su padre futbolístico Pep Guardiola, o las luces de París para compartir equipo con su amigo Neymar y con la estrella Mbappe, o al Internazionale de Milan intentando repetir la dupla ofensiva de la selección con Lautaro Martínez. Claro que ningún hincha de Newell’s dejará de tener la esperanza que el milagro se produzca y decida con su corazón Rojinegro. Hasta puede quedarse en el Barcelona, pero nada será igual, se perdió la magia, las ilusiones y expectativas, porque Lío Messi en su Barsa, es hoy el rey sin reinado.