Un equipo de investigación la casa de altos estudios analizó la presencia de insectos, arácnidos, ciempiés y otras especies de artrópodos en áreas afectadas por los incendios. Algunos detalles resultaron llamativos.
La Universidad Nacional de Rosario, a través de la Plataforma de Estudios Ambientales y Sostenibilidad de la UNR, radicada en el Centro de Estudios Interdisciplinarios (CEI), está llevando adelante un estudio interdisciplinario sobre el impacto de los incendios en el ecosistema de los Humedales de las Islas del Paraná, el mismo se realiza con la participación de distintos equipos de investigación de la UNR que analizan diferentes aspectos del ecosistema.
Ana Paula Carrizo y Guillermo Montero desarrollan el proyecto “Abundancia y diversidad de artrópodos epigeos de la superficie del suelo en ambientes isleños perturbados por incendios”.
“Debido a su tamaño pequeño, su gran diversidad y su alta sensibilidad a las variaciones del ambiente, los artrópodos epigeos pueden ser buenos indicadores de la heterogeneidad del hábitat, de la biodiversidad del ecosistema y del estado de estrés al que está sujeto el ambiente. En consecuencia, ciertas especies pueden utilizarse como especies indicadoras del estado general del ecosistema”, señalan los investigadores.
Los artrópodos epigeos son invertebrados de patas articuladas, que caminan sobre el suelo, entran en esta clasificación muchas especies de insectos, las arañas, los cienpies, milpiés, los cascarudos, entre otros.
La investigación se realiza en la Isla de los Mástiles, porque pertenece a la Jurisdicción de Santa Fe, y hacía posible los viajes en cuarentena, además cuenta con la característica de tener dos sectores de características similares, uno de los cuales había sido recientemente quemado y el otro no.
“Lo que hicimos fue marcar dos transectas de unos 300 metros, una en un sauzal que había sido quemado, y la otra que no había sido tocado por el fuego. Colocamos las trampas para atrapar los bichos y las dejamos una semana capturando, esto nos da la información de que especies están caminando en un ambiente o en el otro” señala Montero.
El muestreo se prolongará durante siete días consecutivos, en los meses de noviembre, febrero, mayo y agosto, de esta manera se podrá verificar cómo se modifican o mantienen las comunidades en los dos sectores de las islas con el correr del tiempo y los cambios estacionales.
MÁS INDIVIDUOS, MENOS DIVERSIDAD
Los resultados preliminares del muestreo inicial señalan que se detectaron más insectos en el sitio quemado (84% de la abundancia total), sin embargo la riqueza (número de especies presentes) no difirió entre ambientes y todos los índices de diversidad estudiados ponderan una menor diversidad en los sitios recientemente quemados.
“Se capturaron 5436 individuos de 117 morfoespecies diferentes, agrupados en 4 clases, 17 órdenes y 67 familias. La composición de especies difiere entre sitios quemados y no quemados. Solo 38 especies comparten ambos ambientes, esto indica que el efecto inicial de los incendios podría producir importantes modificaciones en la comunidad de insectos que se desplazan por la superficie del suelo”, detalla Guillermo Montero.
La gran abundancia en el sitio quemado se explica por la presencia dominante de una especie invasora: la “hormiga argentina de fuego” (Solenopsis saevissima) que alcanzó el 74% de la representación de especies del sitio. “Esta hormiga, omnívora y oportunista, coloniza rápidamente los ambientes perturbados y puede producir modificaciones importantes en las comunidades animales de los sitios donde se instala. Seguir la evolución de sus poblaciones cuando se recuperen los niveles hídricos del río en estos ambientes será determinante para evaluar el efecto de impacto global de esta especie en los humedales insulares”, explica.
Sobre la menor diversidad en la zona quemada recientemente con respecto a otras, el investigador señala que “cuando sucede un disturbio hay una primera etapa en la que un gran número de especies empiezan a colonizar el área, se trata de un nicho pre-competitivo, pasado este proceso las especies compiten una con otras, algunas desaparecen y la diversidad baja, esto es lo habitual, lo que nosotros queremos comprobar es cómo evolucionarán estas comunidades luego del disturbio, estamos estudiando la resiliencia de estos ecosistemas y cuál es el nuevo estado de equilibrio que pudieran alcanzar”.
Fuente: UNR