En este segundo semestre del 2021 las decisiones económicas estarán enfocadas a revertir el mal humor social actual y llegar de la mejor manera a las elecciones, poniéndole “plata” en el bolsillo de la gente sin importar mucho sus costos.
Seguramente las decisiones estructurales que nuestra economía necesita para salir de esta situación tan complicada quedaran para luego de las elecciones, en caso de que quiera cambiarse el rumbo actual y generar un mejor clima de previsibilidad y dar señales de cambios profundos para comenzar un periodo de crecimiento de la economía sostenido en el tiempo.
La gestión del primer cuatrimestre en materia fiscal mostrada por Martin Guzmán, fue lograr que el déficit fiscal sea el 0,7% del PIB, es decir que sea casi nulo.
Este resultado fue producto del ajuste fiscal donde la inflación de estos primeros meses licuo gran parte el gasto público en el concepto de jubilaciones y servicios sociales, y por el lado de los ingresos hubo un fuerte incremento de cobranza de retenciones por las exportaciones del agro aprovechando los excelentes precios internacionales , y aumentos por impuestos de bienes personales.
Fuente: Secretaría de Hacienda
Por otro lado, y a través de políticas de fuerte intervencionismo como el cepo cambiario, las restricciones en las importaciones y los programas de represión en los precios, logro acumular dólares para incrementar sus reservas, fundamentalmente a través de las compras en el mercado de cambios y las fuertes liquidaciones del agro producto del excepcional precio de los commodities.
Fuente: BCRA
Se puede visualizar que con estas baterías de acciones y decisiones el Gobierno tiene un pequeño poder de fuego que lo deja bien parado frente a turbulencias que pudieran aparecer en el mercado de cambios y otros frentes producto del proceso eleccionario que se avizora para los próximos meses.
Ahora bien, todo parece indicar que el Gobierno para este segundo semestre apuntara a implementar un esquema de decisiones totalmente distintas a las llevadas en el primer semestre, y estarán enfocadas a poder captar el mayor caudal de votos y obtener un buen resultado en las próximas elecciones legislativas, que no solo le permita mantener el control en la Cámara de Senadores como lo tiene actualmente, sino también poder lograr lo mismo en la Cámara de Diputados, dado a que hoy no tiene ese control.
Seguramente el enfoque del Gobierno estará puesto en captar a la “clase media” con medidas direccionadas a darle impulso al consumo poniéndole plata en el “bolsillo de la gente”, dando la idea de mejorar el poder adquisitivo real del salario (cuestión que no se va a lograr de esta forma), utilizando la herramienta que tiene a su alcance que es la emisión monetaria, pero todos sabemos que eso es una especie de ilusión y que en el largo plazo ajusta a su costo real perjudicando a los sectores más desprotegidos de nuestra economía doméstica.
Es que una eventual mejora en el poder adquisitivo no está relacionada a un mayor consumo, sino que para que el consumo crezca debería venir por la recuperación del empleo (crear puestos de trabajo) y menos restricciones en los sectores productivos.
Es probable que para este segundo semestre el gasto expansivo que el gobierno llevará a cabo, fundamentalmente en las partidas de ayudas sociales y planes de estímulos empresariales a los sectores más complicados, crezca más que la inflación.
Asimismo, las tarifas públicas seguirán en un estado de semi congelamiento y no tratarán de modificarse aquellas que tengan incidencia con tratar de que la gente no pueda crecer en consumo.
Por el lado de las paritarias las autoridades de ambas cámaras acordaron con los gremios legislativos una actualización salarial a los trabajadores del Congreso de la Nación (incluye diputados y senadores) de 40% en cuatro tramos enviando una señal a los demás gremios para las renegociaciones con sus afiliados.
Toda esta acción de otorgarle más dinero en el bolsillo de la gente para repuntar la economía será a costa de una fuerte expansión de dinero. La base monetaria se mantiene estable desde enero de este año a la fecha, y eso le permite al estado el poder realizarlo en este segundo semestre. Esta vez no será a través de adelantos transitorios ni transferencias de utilidades del BCRA, sino que ese incremento llegará de la mano de una reducción en el stock de Leliq, el BCRA ya empezó a devolverle a los bancos a través de este mecanismo. Ese dinero se utilizará para comprar bonos del Tesoro, que luego utilizará para hacer frente al aumento de los planes sociales o pagar los subsidios.
Por el lado del mercado cambiario tratara por todos los medios de seguir con el plan actual de tener controlado el precio del dólar, ya que hoy el BCRA cuenta con un pequeño poder de fuego para poder lograrlo y llegar sin ningún sobresalto a las elecciones legislativas.
Todas las decisiones estructurales que el Gobierno debería tomar no son prioridad para el “plan de corto plazo”, en este semestre, la negociación con el FMI y Club de Paris serán al menos transitorias para no caer en default (por ahora) y tratar de postergar un verdadero acuerdo, como así tampoco se vislumbra un lanzamiento de un plan integral monetario, económico y financiero con consenso de todo el arco político y dando señales al mercado y al mundo de un horizonte de largo plazo.
Entramos en un momento donde las decisiones estratégicas que nuestra economía necesita no están en la hoja de ruta del Gobierno, por lo menos en el corto plazo donde todas las decisiones que se tomen hay que leerlas en “modo electoral”.