El crecimiento de la demanda generó el incremento del precio de la oleaginosa, lo que incentivó a los productores a sembrar más.
La creciente demanda mundial de aceite de girasol y la caída en la producción a causa de la sequía, impulsaron hacia arriba el precio de la oleaginosa y esto incentivó a los productores de la zona núcleo a aumentar el área sembrada.
“La campaña había comenzado bien, con buenas expectativas y un leve crecimiento del área: teníamos una intención de 1,8 millones de hectáreas“, dijo Juan Martín Salas Oyarzun, titular de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir) en diálogo con Télam.
No obstante, Salas Oyarzun consignó que, “la sequía local en el norte del país -Chaco y norte de Santa Fe, el área más dinámica- impidió sembrar unas 300.000 hectáreas“.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la siembra de girasol en la región NEA finalizó sin poder incorporar la totalidad de las hectáreas proyectadas, con una superficie total estimada en 65.000 hectáreas, por la escasez de lluvias durante los últimos cinco meses que llevó a una caída interanual del área sembrada de 78,7%.
En el centro-norte de Santa Fe, si bien se pudo retomar la actividad tras las lluvias no se podrán cumplir los planes iniciales.
“La caída de casi un tercio de la producción argentina (tercer productor mundial) y una menor producción de Ucrania y Rusia (los dos principales jugadores del mercado), también por la sequía, recortó el cálculo de producción y calentó los precios internacionales“, indicó el titular de Asagir.
MERCADO Y CAMBIOS
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, Ucrania -el principal exportador mundial de aceite de girasol, con 56% de participación en las ventas totales- se enfrenta a un virtual estancamiento en el área sembrada del cultivo, con rindes difícilmente superables (en las últimas tres campañas); y por otro lado, se espera un crecimiento futuro en el consumo mundial de aceite de girasol.
Según Salas Oyarzun, productor de la zona de Pehuajó, “los muy tentadores precios ofrecidos generaron un incremento de la intención de siembra en la zona sur, principalmente en el sudoeste y sudeste bonaerenses, porque ven una ecuación de costo-beneficio interesante“.
El titular de Asagir precisó que “el precio ofrecido al productor creció desde los US$ 230 o US$ 240 por tonelada en las pocas operaciones de futuros que se registraron en marzo pasado, hasta alcanzar en los últimos días valores cercanos a US$ 300“.
A la vez, consignó, “el girasol tiene una curva muy buena, exponencial: cuando la base del precio sube también lo hace la bonificación por materia grasa, además de ser un cultivo conocido, adaptado a siembra directa y todas las tecnologías actuales, y una opción válida como estrategia de diversificación“.
Para el incremento de la intención de siembra ayuda también “el pronóstico de un año Niña, en el que no están aseguradas las lluvias, ya que el girasol es un cultivo que una vez implantado se arregla solo o se defiende mejor ante situaciones de sequía“.
Salas Oyarzun recordó que la industria tiene una capacidad instalada para procesar el doble de las 3,5 millones de toneladas de girasol que se producen anualmente, por lo que “se podrían sembrar perfectamente las 1,8 millones previstas inicialmente y hasta 2 millones“.
OTROS FACTORES CLAVES
El menor costo de los insumos y un escenario climático en el verano más favorable para el girasol que para la soja o el maíz, son los principales factores que impulsaron su siembra, afirmó por su parte la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
La provincia destinaría 6.000 hectáreas en la campaña 2020/21, superficie más de cinco veces mayor a la de la campaña anterior, cuando sólo se sembraron 950 hectáreas, y la más importante de los últimos nueve años.
“Todavía se puede incrementar la producción en el área sur (sudeste y sudoeste de Buenos Aires, con una periferia que también produce: La Pampa, Cuenca del Salado, algo de Córdoba y Entre Ríos), estamos a tiempo y está lloviendo“, afirmó Salas Oyarzun.
Agregó que el consumo doméstico y mundial “viene creciendo y no se quebró en el marco de la pandemia, y es muy fuerte en el caso de la India e incipiente en el caso de China y en el resto del Sudeste asiático“.
“Hay perspectivas muy buenas para el girasol en el mediano plazo; somos optimistas respecto del cultivo en la Argentina para el futuro“, concluyó el presidente de Asagir.
Télam