La capacitación del personal aumenta su productividad, rendimiento y compromiso

Por Impulso

Una empresa se define como una unidad productiva con fines de lucro. Una organización que se dedica a desarrollar una actividad económica en busca de un rédito también económico. Para que esto sea posible, la empresa recluta personal al que le asigna tareas específicas. Todas esas tareas forman parte de un proceso productivo que se lleva adelante para alcanzar objetivos. 

Toda empresa necesita de sus empleados. Y cuanto más idóneos sean éstos, más exitosa podrá ser aquella. La capacitación de personal de una empresa es trascendente en cualquier organización. Sobre todo, en escenarios cambiantes como los actuales, en los que los avances tecnológicos marcan el ritmo del mercado. Un ritmo al que hay que acompañar para no quedar afuera, para no perder competitividad. 

La importancia de capacitar los recursos humanos

El talento humano que conforma un equipo de trabajo repercute necesariamente en la productividad de una empresa. Un plantel formado y constantemente actualizado con los conocimientos que demanda el sector en el que se desempeña tendrá una incidencia positiva. Mientras que aquellos empleados que cuentan con las mismas habilidades con las que ingresaron años atrás, serán un obstáculo para el éxito empresarial.

Incorporar nuevos conocimientos y habilidades y optimizar las existentes es clave para lograr un desempeño exitoso y eficiente. Cualquiera sea el puesto de trabajo que ocupe esa persona, formarla significa agregarles valor a los recursos de la organización. Una compañía dedicada al agro actualiza la maquinaria en función de los avances del mercado en materia tecnológica. Y lo mismo debe hacer con el personal que lleva adelante las tareas diarias del negocio. 

Obviar la capacitación del personal de una empresa es limitar el crecimiento de la misma. Es poner un freno al desarrollo, el rendimiento y la productividad de la organización. Es arriesgarse a quedar obsoleta, muy por detrás de sus competidoras. Es exponerse a perder talentos que pretenden superarse, buscando su desarrollo personal y profesional. Es perder de vista que la empresa es los empleados que trabajan en ella. 

Los recursos humanos de una organización son su pieza clave. Son los que hacen posible alcanzar los objetivos estipulados. Y capacitarlos genera un impacto positivo tanto en la compañía como en quienes trabajan en ella. Que estén mejor formados y calificados no sólo magnificará el perfil de la organización. También aumentará el compromiso del personal con ella. Las ganas de formar parte y aportar a sus logros. 

Formación permanente para talentos útiles y actualizados

Cuando una empresa recluta nuevos empleados lo hace en función de sus habilidades. Y de la concordancia de éstas con las tareas a las que serán asignados. Pero con el correr del tiempo el ámbito de trabajo sufrirá cambios. Las tareas no serán iguales y, por lo tanto, los conocimientos necesarios para concretarlas serán insuficientes. La formación permanente es la llave para contar con talentos útiles y actualizados.

La capacitación dentro de una empresa hace posible que el trabajador siempre sepa y pueda hacer lo que se le pide. Es la herramienta con la que cuenta su empleador para lograr su buen desempeño y su óptimo rendimiento. Cuanto más capacitado esté mejor se va a desenvolver en su ámbito. Con más facilidad podrá afrontar obstáculos y fracasos y tomar decisiones. E incluso contará con los conocimientos necesarios para ocupar nuevos puestos. 

Un empleado formado tendrá recursos para salir del espacio de confort e innovar. Para reinventarse y crear. Será más efectivo en la ejecución de las tareas, sabrá optimizar tiempo y recursos. Y todas estas ventajas individuales y personales repercuten directa y positivamente en la productividad de la empresa. Facilita el alcance y la concreción de sus objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo. 

Diagnóstico previo para definir la capacitación

Hasta acá queda clara la importancia de la capacitación del personal de una empresa. Ahora bien, determinar qué tipo de capacitación, sobre qué temas y con qué modalidad no es tan sencillo. Para definirlo la organización debe realizar un diagnóstico. Todas las personas son distintas, con perfiles, habilidades y tareas diversas. Y estas diferencias deben ser contempladas a la hora de planificar una capacitación.

Idealmente, el Departamento de Derechos Humanos debe relevar los conocimientos con los que cuenta cada empleado. Y elaborar una especie de inventario. Allí podrá detallar las necesidades de cada uno en términos de capacitación. Según la función que cumple y de acuerdo con lo que la empresa espera o pretende de él. Luego sería esperable que establezcan un diálogo con el personal.

Comunicarle a los implicados las falencias identificadas y la solución planificada es un buen camino. Para que una capacitación sea realmente efectiva debe ser consensuada y vista como beneficioso por ambas partes, empleado y empleador. Es un error frecuente que las autoridades decidan realizar una capacitación y simplemente informen sobre ella sin un intercambio previo con quienes van a recibirla. 

Una vez determinadas las temáticas de la formación, la empresa debe elegir un método para llevarla adelante. Una vez más, lo más coherente y efectivo es consensuarlo con el personal. Según su edad, perfil, rol y disponibilidad se podrá optar por encuentros presenciales o virtuales. Organizar una charla, curso o taller con un especialista. O elegir una plataforma e-learning para que tengan el material disponible en todo momento.

Evaluación para conocer los resultados

Luego de llevar adelante la capacitación, la empresa debe evaluar sus resultados. Entrevistar a los empleados para conocer su percepción en términos de aprendizaje y utilidad en la práctica. Sondear la opinión de los líderes de grupo o jerárquicos respecto de las mejoras visibles. Y chequear si los cambios se traducen en los números de la organización. 

En ese sentido, los números suelen ser indicadores de la necesidad de capacitación. La baja en el rendimiento o la productividad o los errores frecuentes pueden señalar que el personal no está a la altura. O que la capacitación impartida no ha sido suficiente o acertada. O que funcionó por un tiempo, pero debe actualizarse. 



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