El hallazgo de los científicos permitiría desarrollar cultivos "inteligentes" que se adapten al frío.
Un estudio de investigadores argentinos logró describir de manera detallada los factores moleculares que regulan el crecimiento de las raíces de las plantas sometidas a baja temperatura, lo que permitiría desarrollar cultivos “inteligentes“ que se adapten al cambio climático.
“Nos abocamos a comprender mejor la relación entre las plantas y el ambiente para poder diseñar estrategias de agricultura sustentable y desarrollar plantas climáticamente inteligentes que sean capaces de adaptarse y crecer en ambientes hostiles“, afirmaron los investigadores del Conicet que dirigen el estudio, Federico Ariel, del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) de Santa Fe, y José Manuel Estévez, de la Fundación Instituto Leloir (FIL) de la Ciudad de Buenos Aires.
La investigación, que fue publicada en la revista “Molecular Plant“, se inició cuando los científicos pusieron plantas de modelos de estudios vegetales, Arabidopsis thaliana, a crecer a -10 grados y no a 22 grados, como hace comúnmente.
“Estas condiciones de frío le son desfavorables, el crecimiento se hace mucho más lento. Lo sorprendente fue descubrir que en el caso de los pelos radicales (estructuras de las raíces encargadas de absorber agua y nutrientes del suelo) pasaba lo opuesto: crecían más del doble de su tamaño habitual. Esto contradecía a lo que esperábamos que pasara“, señaló Ariel, según consignó la Agencia Cyta.
A partir de ello, los científicos lograron dar con los mecanismos moleculares que regulan el crecimiento de los pelos radicales de las plantas a bajas temperaturas al combinar el uso de herramientas genéticas y bioquímicas, junto con técnicas de microscopía avanzada, biología molecular y celular.
Comprobaron que una molécula llamada APOLO (un ARN largo no codificante) es el que controla el crecimiento de esas estructuras de las raíces: interactúa con proteínas reguladoras llamadas “factores de transcripción” en este caso una denominada WRKY42, que a su vez “enciende” un gen llamado RHD6 que regula la expresión de los genes que disparan el crecimiento de los pelos radicales.
“Se espera que el cambio climático global traiga recurrentes picos de temperatura, precipitaciones y aumento de aridez en los suelos. Es clave que los biólogos moleculares vegetales y los agrónomos tengamos un rol fundamental para generar a futuro nuevos cultivos que se ajusten a esa crisis, en especial cuando existe una demanda creciente de alimentos“, aseveró Estévez.
Télam