La incertidumbre e inestabilidad actual interfieren en la selección de los desarrollos inmobiliarios.
La expectativa del momento se ubica en el segmento de construcciones de lujo de oficinas y viviendas destinadas al refugio de inversión.
La historia indica que los proyectos orientados a segmentos de alto poder adquisitivo han resultado el salvavidas de las constructoras en este contexto volátil.
La demanda de proyectos de gran jerarquía resulta más estable ya que se trata de inversores de largo plazo con alto nivel de sofisticación que adquieren este tipo de productos para diversificar sus portafolios.
“Las propiedades estratégicamente ubicadas y de alta calidad son un buen negocio porque permiten convertir los excedentes de capital a dólares; son unidades que cuando el mercado se derrumba, conservan su valor y cuando se recupera, aumentan de precio” enfatiza un reconocido desarrollador rosarino de edificios premium.
Los proyectos más afectados son los orientados al usuario final, los cuales son habitualmente financiados con pre-ventas, operaciones que muestran una constante tendencia bajista.
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