Con paneles solares y ecoladrillos hechos con basura, tanto el país como Uruguay, construyeron los primeros centros educativos ecológicos de la región; además, Chile será el próximo en sumarse al proyecto.
En el año 2018, mediante técnicas específicas de la permacultura, un sistema de construcción sustentable que utiliza materiales propios de la basura para trabajar, se creó la primera escuela pública del país completamente ecológica, dotada con paneles solares para generar su propia energía y hasta incluso su propia huerta.
Pero esta experiencia tendría primero su antecedente en la nación vecina de Uruguay, donde en 2016 la ONG uruguaya Tagma edificó el primer centro escolar sustentable de América Latina y, lejos de frenar su lucha ambiental, actualmente se posicionan para continuar su proyecto ecológico en Chile.
La primer entidad sustentable de América Latina abrió sus puertas en la localidad de Jaureguiberry, en el departamento de Canelones; mientras que en Argentina la ciudad elegida fue Mar Chiquita, en la provincia de Buenos Aires.
En esta construcción se emplearon más de mil neumáticos, 4 mil botellas de vidrio y 8 mil latas. En solo 45 días, entre unas 200 personas, levantaron el edificio de 300 metros cuadrados.
Quien estuvo a cargo de la obra fue el arquitecto estadounidense, Michael Reynolds. Desde hace 45 años se dedica a la construcción de viviendas autosustentables.
Hoy la Escuela N° 12 de Mar Chiquita ya está en funcionamiento y recibe a alumnos de nivel primario; que antes debían compartir el edificio con el nivel secundario que, además, quedaba a unos dos kilómetros del pueblo.
Este establecimiento, al igual que el de Uruguay, forma parte de un plan ambicioso de la ONG uruguaya, que tiene como objetivo construir una escuela sustentable en cada país de Latinoamérica.
Para ello, a su vez, Tagma trabaja con el equipo de Earthship Biotecture, la empresa de Reynolds. También reciben la colaboración de empresas privadas e instituciones, como la ONG Amartya, que donaron diversos materiales y ofrecieron el trabajo de sus voluntarios.
Pero además las “instituciones verdes” tienen como objetivo mejorar la calidad de vida, transformando los hábitos de la comunidad escolar por medio de proyectos integrales de impacto económico, social y sobre todo ambiental.
A través de estos proyectos se promueve la educación ambiental, el ahorro y el uso eficiente del agua, la electricidad y el manejo de los residuos.
Imágenes: Gentileza