Al momento de buscar a una persona que se ocupe del cuidado de un familiar adulto, adulto mayor o menor, lo primero que nos preguntamos es a quien recurrir, si a un enfermero o a un cuidador en casa. Aquí empiezan las diferencias que, aunque suenan similares, difieren.
Desde hace algunos años, y ya con la plena inclusión de este tipo de servicios fuera del ámbito hospitalario, la demanda ha venido creciendo y cada vez son más los profesionales que asisten a los pacientes en su propio entorno, con similares atenciones, siempre bajo la mirada especialista.
Al referirnos a personas que requieren de asistencia en domicilio, enseguida se hace alusión a una figura que los acompañe, trate y cuide a diario. De ahí, que surgen estos dos roles diversos que pueden mezclarse. Veamos de qué trata cada uno, para elegirlos según el caso.
Cuidador domiciliario
El papel de este asistente crece al punto de poder formar parte de una empresa de cuidadores domiciliarios, una modalidad de asistencia profesional en auge.
Se trata de una persona que, aun cuando no tiene formación académica específica, cuenta con la experiencia comprobable y concreta de cuidado de pacientes enfermos y ancianos en centros médicos y domicilios a lo largo de los años.
Sus tareas abarcan las actividades del día a día de las personas afectadas en lo físico, mental o sensorial, cuando no pueden hacerlas por sus medios. Se ocupa así de su alimentación, de algunos tipos de limpieza o higiene personal del paciente y especialmente de asistirlo, colaborando no solo en su movilidad o rutinas por el hogar, sino también en traslados y recreación.
De esta forma, entendemos que los servicios de cuidados a domicilio son las acciones enfocadas en mantener y optimizar la calidad de vida del paciente asistido. Su atención es siempre del tipo preventivo y asistencial.
Acompañante terapéutico
El rol del acompañante, por el contrario, es el de ser de ayuda concreta para el paciente. Su objetivo es acompañarlo desde la mirada terapéutica, arribando a metas prefijadas con su médico.
Cuenta con formación profesional o es agente de salud y trabaja a la par del equipo de médicos que atiende a la persona. Así, aborda al paciente en todas las áreas necesarias, creando un espacio terapéutico propicio, en el que no solo contiene sino que trata, estimula y previene.
Es preciso en los casos en que la persona atraviesa un tratamiento puntual, que le permite estar fuera del ámbito hospitalario, y/o estando en internación domiciliaria.
Este tipo de especialista es menos próximo al paciente ya que su rol no es el acompañamiento en sí, sino su sostén de seguimiento y abordaje. Se liga muchas veces al ámbito mental y así las tareas se centran en ayudar a mejorar.
Contar con alguno de estos profesionales de la salud y el acompañamiento es esencial en domicilio, siempre según las necesidades específicas del paciente.