El dato se conoció en el comienzo de la audiencia imputativa que presentó el fiscal Pablo Socca contra un grupo que ejecutó extorsiones, balaceras y homicidios durante el último año en los barrios Empalme Graneros, Ludueña y Larrea. Hay nueve acusados, dos de ellos en prisión y con acceso permanente a teléfonos.
“La forma que el tiene de convencer a los pibitos es regalándoles zapatillas. Los convence para que después terminen soldadeando para él. Tiene más de 15 pibitos, la mayoría menores de edad, que tiran tiros para el. También venden para él”. El fuerte testimonio es parte de lo que declaró a la justicia provincial un testigo de identidad reservada a la justicia y se conoció este jueves en el Centro de Justicia Penal, en el comienzo de la audiencia imputativa contra un grupo que ejecutó extorsiones, balaceras y homicidios durante el último año en los barrios Empalme Graneros, Ludueña y Larrea.
La investigación la llevó adelante el fiscal Pablo Socca y terminó con la imputación de ocho hombres -dos de ellos ya presos en Coronda- y una mujer: Julián Aguirre, Andy Benitez, Mauro Gerez, Cosme Sacco, Nicolás “Cuidu” Bareiro, Gustavo “Muqueño” Raúl, Marcelo Roldán, Nahuel Angel y Jaackeline Angel.
En la causa, se conoció un dato que pone nuevamente en foco la necesidad de frenar el verdadero descontrol que es hoy el Servicio Penitenciario: uno de los líderes de la banda daba las órdenes desde la cárcel con un celular a disposición suyo y cambió 70 veces de chip en los últimos seis meses.
La hipótesis sobre la que trabaja Fiscalía es que además de las balacaras y extorsiones, la organización actuó durante el último año como célula de Los Monos intentando monopolizar el comercio de drogas en la zona oeste. Para avanzar con la investigación, el MPA debe peritar una enorme cantidad de teléfonos que fueron secuestrados durante los allanamientos.
Una de las zonas calientes de Rosario
De la mano de los enfrentamientos entre bandas, Ludueña y Empalme Graneros se ha convertido en el último tiempo en las zonas de Rosario con más delitos violentos. Según el informe elaborado por el Observatorio de Seguridad Pública de la provincia, al 20 de mayo entre ambos barrios habían tenido 364 llamados al 911 por hechos con presencia de armas de fuego, un promedio de más de dos hechos por día. Se trata además del rincón rosarino con mayor cantidad de homicidios en lo que va del año: 27.
Según planteó el fiscal Socca, la banda imputada en el Centro de Justicia Penal estuvo involucrada en una parte importante de los delitos apuntados, liderada por dos detenidos en la cárcel de Piñero que fuera de la prisión tenían a Mauro Gerez como “jefe de soldaditos”.
“La organización criminal procuró ocupar y dominar sectores y barrios de Rosario -principalmente Ludueña y Empalme Graneros- y excluir de allí a bandas antagónicas con el fin de obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas. Para llevar a cabo su objetivo, los integrantes de la asociación cometieron sistemáticamente diversos delitos, entre otros: homicidios, amenazas, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego, venta ilegal de estupefacientes y casi 40 extorsiones, algunas seguidas de “balaceras” a comerciantes y otros habitantes de barrio Ludueña y Empalme Graneros“, planteó la acusación de Socca.
La audiencia comenzó este jueves y tras un cuarto intermedio continuaba en la tarde del viernes, en la misma sala en la que se leyó más temprano el veredicto del juicio contra Esteban Alvarado. Para el fiscal, Gerez “es el jefe de sicarios y uno de los integrantes más importantes dentro de la estructura criminal. Es una de las personas de confianza de los líderes de la organización, los llamados Andy Benitez y Julián Aguirre”.
El mismo Socca señaló que Gerez, detenido la última semana en Ludueña en un importante operativo, “se encarga en algunas oportunidades personalmente de concretar atentados contra la vida, contra la integridad física de las personas o contra viviendas, extorsiones o usurpaciones que le encargan los lideres de la banda, siempre con el uso de armas de fuego y otras veces organizando la logística de cada uno de los ilícitos. Y aprovechando su condición de referente criminal en Barrio Ludueña se encarga de reclutar nuevos ‘soldaditos’ y encomienda a otros integrantes de la asociación -algunos de ellos menores de edad- que participen o cometan de propia mano los delitos objeto de esta organización”.