El alto nivel del agua obliga a los barcos de gran calado a cargar entre un 10 y un 12 por ciento menos de su capacidad máxima.
La altura del río Paraná perforó el metro de altura en Rosario y se anticipa que la bajante “seguirá acentuándose por casi un mes“, con el consiguiente impacto en la logística de exportación de granos y subproductos.
El actual nivel del río a la altura de las terminales portuarias rosarinas hace que los barcos de gran calado que se apostan en sus muelles, deban cargar, en promedio, de un 10% a un 12% menos del volumen máximo que podrían transportar en sus bodegas.
Si bien el río tiene un régimen que fluctúa entre subidas y bajantes, ésta es de tal magnitud que está afectando aspectos sanitarios, ambientales, recreativos y como así también en aspectos sanitarios y medioambientales.
En el aspecto comercial, la falta de lluvias aguas arriba genera dificultades en el transporte y la logística vinculada, pero también está causando efecto en la fauna ictícola que está en riesgo y las cooperativas de pescadores que en medio de la pandemia y con esta bajante están impedidos a pescar.
Ante esta situación, fuentes de la Cancillería argentina confirmaron que el Gobierno está en contacto permanente con Brasil y con Paraguay, y este fin de semana una comisión de técnicos se reunirá para analizar la situación en general y el monitoreo de la represa hidroeléctrica Itaipú, en virtud del tratado tripartito, y su eventual relación con la bajante del Paraná.
El descenso histórico en el nivel del río Paraná tiene “un singular impacto en la logística de exportación” de granos y subproductos, advirtió recientemente un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Télam